Charlando hace un par de días con una amiga, le decía que para mí es realmente triste el cambio radical que se ha dado en las preferencias estéticas –y éticas- de la música que los latinoamericanos jóvenes escucha en la actualidad: en un poco más de cuatro décadas hemos pasado de Víctor Jara a Daddy Yankee, de Violeta Parra a Shakira reloaded, de Inti-Illimani a RBD, por solo mencionar unos cuantos ejemplos que me vienen a la cabeza por mi propio redescubrimiento de la “nueva canción” de las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado.
Este cambio desde luego tiene mucho que ver con el fallido intento de la izquierda en el mundo de crear sociedades igualitarias y hacer posible de una vez la “revolución” del proletariado. Tiene que ver también con el uso abusivo que los movimientos de izquierda han hecho de determinadas canciones y lemas, que en la actualidad en lugar de estimular el ánimo de la gente causan malestar y hasta rechazo (¡El pueblo unido, jamás será vencido! fue un canto de esperanza y unidad en el Chile socialista, pero hoy es tan común en nuestras ciudades que casi se pierde entre los demás ruidos que las contaminan). Pero tal vez más que ninguna otra cosa, tenga que ver con una pérdida total de cualquier esperanza de cambio social que pueda construirse desde “el pueblo” (otro concepto prostituido por quienes han abusado de él).
Nuestros problemas de pobreza y desigualdad no se han eliminado, todo lo contrario las estadísticas muestran un empeoramiento general de las condiciones de vida de la población. Nuestras democracias son elitistas y excluyentes. Nuestra soberanía sigue siendo relativa, y una larga lista de etcéteras puede seguir. Sin embargo, al menos las preferencias musicales de la juventud latinoamericana parecen no inmutarse con esas trivialidades.
Desde Foucault sabemos que los discursos existentes en la sociedad contribuyen a reproducir un sistema y a legitimarlo en el razonamiento de los individuos. Una sociedad en donde el discurso musical ha dejado de hablar del derecho de vivir en paz, del rol de los estudiantes en combatir las injusticias, o de la convicción de que al final no nos someterán, para hablar de que lo que pasó, pasó, o de unas caderas que no mienten o de un rebelde que cierra los ojos y lo arregla todo, personalmente creo que tiene comprometido su futuro. Mi amiga tenía una visión más positiva del futuro, pero por desgracia yo no puedo ser tan optimista.
Solo un ejemplo
Tuesday, July 29, 2008
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1 comment:
Definitivamente la juventud de ahora es servida, impávida y "rebelde". Ahora los nuevos jóvenes se sientan a esperar que las cosas les caigan del cielo y si son de marca mucho mejor. La militancia política de la juventud se torno a un acto de "rebeldía" sin causa.
¿Qué pasa ahora? en las dizque marchas de la central o de los carnets estudiantiles los jóvenes sólo estan ahí para lanzar piedras y ser estúpidos. ¿hormonas? tal vez...
Sin embargo a mí personalmente me parece un desperdicio de energía. Teniendo todo ese ánimo de hacer cosas porqué no hacer algo en favor de tu patria.
Los jóvenes ahora no se merecen ser calaficados como tal, son meros espectadores de la destrucción de su patria y no conformes con eso asesinan los recuerdos de las revoluciones y reemplazan verdaderos himnos de revolucion y justicia por llantos de mocosos caprichosos que sólo buscan estar fashions...
Para tener hijos así prefiero morir sola...
SALUD!!!
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