Monday, January 13, 2014
Wednesday, August 17, 2011
¿Es la integración un mito?
Miguel Ángel Centeno, sociólogo mexicano y profesor de Princeton, enseña que en ningún otro lugar se puede ver mejor la conflictividad de una región que en los cambios que han sufrido las líneas de su mapa. La historia de Europa, por ejemplo, se ha plasmado en un incoherente ir y venir de líneas demarcatorias de fronteras que sucesivamente debían volverse a trazar tras los resultados de cada nueva campaña militar. Por contraste, el mapa de América y especialmente el de América Latina, ha sufrido pocos cambios importantes y los trazos básicos de hace doscientos años, rasgos más o menos, se han mantenido hasta nuestros días. Se pensaría entonces que en la región existe un campo propicio para ensayar un proceso de integración sin mayores inconvenientes, al menos si consideramos la variable “conflictividad bélica”, pero me parece que no es tan sencillo.
La integración es una buena idea, nadie lo cuestiona: nos hace más fuertes y resistentes ante los embates de la economía y la política internacional (global se dice hoy), nos permita mayor poder de negociación frente a otros bloques que se han ido formando, que también piensan que la integración es una buena idea, pero no es suficiente tener una buena idea cuando existen diferentes intereses y lo que es peor diferentes visiones del mundo y de cómo manejarlo. Tengo la sospecha, más profana que científica, que la misma estabilidad de nuestras fronteras nos ha conducido a una suerte de ostracismo-nacionalista, donde siempre vemos por nuestro limitado espacio fronterizo y no ampliamos la mirada hacia el macro espacio regional, que a lo mejor nos convendría más. Está bien, no son todos, hay algunos que no piensan así, el problemas es que esos pocos, sigo con mi sospecha, aún no son suficientes como para hacer verano.
¿Pesimismo?, un poquito tal vez. Optimismo informado mejor. Ha sido ingratamente enriquecedor observar de cerca el proceso de parto del Consejo de Economía y Finanzas de UNASUR. La foto de los ministros en los periódicos sonriéndole a un futuro como una región unida, en realidad no se compadece con todas las discusiones, a ratos sin sentido, que se produjeron el día anterior, en donde cada “técnico” defendía a capa y espada espacios que no querían perder por embarcarse en la aventura de la integración.
Al final creo que es miedo. Miedo a salir del cuadro de la ortodoxia económica que conocemos y que manejamos. Miedo a tener que pensar en soluciones que tal vez nos obliguen a pensar en más soluciones, y tener que renunciar a los cómodos instrumentos que restauran el equilibrio (sin importar los estragos sociales desde luego, eso es solo variable de ajuste). Miedo a no tener más la estrellita de “buen mercado emergente” por el pánico a que los inversionistas internacionales dejen de traer sus nutridos pero voraces capitales para fomentar el crecimiento económico. Miedo a lo desconocido. Miedo al cambio. Es normal después de todo. Pero entonces, me pareció a mí, que el miedo puede más que el deseo de integración, peor aún ¿realmente existe deseo de integración en algunos de los que estuvimos presentes en esa reunión? Sospecho que no y que si fueron fue para cumplir con un mandato “de arriba” y luego no les vayan a decir que no comparten el espíritu integrador de la región.
Pero y entonces ¿cómo conseguimos la integración? ¿por imposición o por consenso?. Está bien no le digamos imposición, digamos por un “liderazgo fuerte” pero ¿de quién? ¿Cómo conseguimos convencer realmente a los demás que la integración es una buena idea (dejemos de lado los detalles técnicos, esos se resuelven cuando hay voluntad para hacerlo) y que nos va a beneficiar? O ¿cómo distribuimos las ganancias para hacerla más apetecible a los demás? Creo que son temas en los que debemos pensar.
Tuesday, May 25, 2010
Wednesday, December 17, 2008
El rey ha muerto. ¡Viva el Rey!
La muerte de Febres Cordero no puede borrar lo que hizo en vida. León Febres Cordero Rivadeneira fue uno de los tantos políticos que han sido nefastos para el país. Con su muerte será el país el que pueda descansar en paz, al menos por un momento. Pero, seamos realistas, un nuevo “líder” ya ocupará el vacío dejado por León. Un pueblo políticamente maduro no puede permitir un nuevo Febres Cordero.
Thursday, August 7, 2008
Sí, o el diluvio
Muy pocas personas, creo yo, se sentarán pacientemente a leer y analizar los 444 artículos de la nueva constitución, y todavía menos serán capaces de advertir las ambigüedades y trampas que pueden contener estos artículos y los riesgos que esas falencias pueden presentar al país. Estoy pensando, sin embargo, que quizás sea un ejercicio estéril leer todos los artículos constitucionales para alcanzar una opinión informada, a lo mejor sea solamente necesario leerse las pocas “disposiciones transitorias” que aparecen como anexos de la constitución propiamente dicha. Las transitorias han sido instrumentos eficientemente utilizados para pasar por encima de todo el cuerpo legal al que acompañan y la frase “por una sola vez” ha sido poco menos que el epitafio del documento legal acabado de nacer: el niño degollado en su cuna.
No es exageración. En 1998 una sola transitoria de la nueva constitución (cuyo número no recuerdo en este momento), permitía al –desde esa constitución- independiente Banco Central del Ecuador, a intervenir “por una sola vez” como prestamista de última instancia cuando existiera riesgo importante de una crisis financiera general. Los ecuatorianos no necesitamos que nos recuerden que esa intervención del BCE alimentó una escalada de tipo de cambio e inflación que finalmente fue detenida abandonando por completo la capacidad de emitir moneda propia. Una sola transitoria nos costó la peor crisis financiera del siglo XX y nuestra moneda nacional, nada mal para una sola transitoria.
Hoy de nuevo 30 disposiciones transitorias y 30 artículos del “régimen de transición” se encuentran bajo el escrutinio de la opinión pública, y los riesgos que entrañan ya han sido señalados. El primero y al parecer más evidente es la concentración de poder en el presidente de la República, “por una sola vez” mientras adecuamos el ordenamiento existente al nuevo marco jurídico. ¿Por qué deberíamos votar Sí en la nueva constitución y permitir que Rafael Correa y su buró político gocen de excesivos poderes? Parafraseándole a él mismo “no nos engañemos”. Rafael Correa ha dado pruebas de que en el fondo también lo mueve la ambición política, baste recordar su distanciamiento con Alberto Acosta por considerarlo “demasiado democrático” (¿acaso es posible ser demasiado democrático?) y las presiones ejercidas por el buró político de Alianza País para terminar la constitución a como dé lugar en el tiempo establecido y evitar el “suicidio político” que iba a cometer el movimiento (¿acaso se puede ser más claro?). Entonces por qué pensar que la ambición política de Correa es mejor ambición que la Febres Cordero, Gutiérrez, Noboa y todos los demás. Y ni hablar del chantaje que ya se observa en la campaña: o votamos sí o regresa el congreso. Por favor.
La nueva constitución tiene cosas muy buenas, sobre todo en la parte correspondiente a los derechos individuales, pero también tiene cosas peligrosas. Quienes la defiende sostienen hay que pesar las cosas buenas versus las malas y como las buenas son más entonces hay que votar Sí. Yo solo quiero hacer un chiste con esa lógica. Un auto deportivo de lujo (ponga aquí la marca y el modelo que más le guste) también tiene características muy buenas: comodidad, velocidad, status, etc. pero si tan solo tuviera un pequeño defecto, digamos que no tenga frenos, ¿se atrevería todavía a manejarlo? Creo que algo parecido le ocurre a la nueva constitución, le están fallando los frenos.
El dilema de los ecuatorianos en todo caso es real: malo conocido o malo por conocer.
La muralla ya no es papel del canalla
“El país ya estaba al borde del abismo. Con Lucio hemos dado un paso al frente.”
“Estemos siempre al lado del gobierno. Si estamos delante nos coge. Si estamos detrás nos caga.”
“Prohibido robar. El gobierno no admite competencia.”
“Tenemos los mejores diputados … que el dinero puede comprar.”
“Este gobierno es como un bikini: nadie sabe cómo se sostiene, pero todos quieren que se caiga.”
“Que las putas tomen el poder. Sus hijos han fracasado.”
“La revolución no será televisada.”
“¡Basta de hechos! ¡Queremos promesas!”
“¡Caray, han rayado la pared!”